Buenos días a todas y a todos.
Después de tantos años y de tantos merecidos homenajes, pronunciar hoy estas palabras sobre Enrique Tierno es un honor que quiero agradecer sinceramente al Partido Socialista de Madrid.
Probablemente esté casi todo dicho del viejo profesor, de su personalidad y de su hacer político, pero soy de los que consideran que no sobran los halagos en esta época en la que la confrontación tiene más peso que el acuerdo y, fundamentalmente, porque Enrique Tierno trabajó con empeño en cambiar los grises de la ciudad por la luz de los primeros cambios que trajo la entonces joven democracia.
Y lo consiguió –sin duda- porque la huella de Tierno sigue viva en muchos rincones de Madrid 34 años después de que nos dejara. Estoy seguro de que esa impronta le enorgullecería, tanto como nos enorgullece a nosotros y a nosotras.
Como portavoz del Grupo Municipal Socialista, y antes en las primarias como candidato, he recorrido los 21 distritos de Madrid y muchos de sus barrios. Y en las conversaciones que he mantenido con cientos de militantes y de vecinos y vecinas, con mucha frecuencia se menciona a Tierno, siempre con un cariño, respeto y admiración que son la medida de su enorme talla política. Es el mejor legado que puede dejar un alcalde a su ciudad.
Pero, además, la ciudadanía sigue recordando que el gobierno encabezado por el profesor fue quien construyó el centro cultural que ahora siguen utilizando. El mismo gobierno que transformó el descampado y la escombrera en un parque para el esparcimiento y el disfrute. El que levantó un polideportivo, o aquella biblioteca o este centro de mayores…
Enrique Tierno transformó Madrid. Y no fue tarea sencilla.
La capital arrastraba entonces los vicios y suplicios de unos largos años oscuros. A pesar de la dureza del momento, Tierno fue capaz de derribar muros de represión y pobreza y, a la vez, fue capaz también de levantar los primeros perfiles de una ciudad moderna, solidaria y dispuesta a despojarse del desequilibrio.
Construyó Mercamadrid e Ifema, puso en marcha el Plan de Saneamiento Integral de Manzanares, acabó con gran parte del chabolismo que rodeaba la capital y, simultáneamente, impulsó el Plan 18.000 de vivienda, por citar solo algunas de las transformaciones emprendidas.
Cambios y reformas que sentaron las bases del Madrid que somos ahora y que tiene que seguir construyéndose en esa línea.
Toda una verdadera revolución en la vida de la capital que, por su dimensión y trascendencia, ha dejado una huella perceptible en el espacio físico y en la memoria colectiva de la ciudadanía.
Esa memoria es también mi memoria personal.
De ella recuerdo vivamente que la corporación presidida por Enrique Tierno no solo fue la primera corporación democrática posterior a la dictadura franquista, sino que también fue una corporación dirigida por un gobierno de coalición de las izquierdas.
No pretendo hacer ningún paralelismo con la actualidad, porque las circunstancias de entonces y de ahora son bien distintas –salíamos de una dictadura y ahora continuamos en un periodo democrático- pero probablemente coincidiréis conmigo en que ambos momentos suponen la apertura de un nuevo período político en nuestro país.
Entonces -y a las pruebas me remito- teníamos enfrente, o al lado, a una derecha con la que fue posible hacer la Transición política y llegar a grandes pactos. Aquella experiencia de gobierno de coalición de las izquierdas se extendió a muchos ayuntamientos y comunidades autónomas.
Y nunca pasó nada, nadie se escandalizó, ni nadie se atrevió -más allá de la crítica razonable a la propia acción de los ejecutivos- a deslegitimar a esos gobiernos.
Aquel acuerdo respondió a la necesidad de dar un impulso a la modernización de los ayuntamientos, y fue posible por la generosidad mostrada por las fuerzas políticas progresistas y la visión a largo plazo de sus dirigentes, entre los que se encontraba Tierno Galván.
Pero, lamentablemente, ahora no tenemos esa derecha política con altura de miras, con sentido de Estado y dispuesta a colaborar para resolver los grandes problemas que afectan al país.
Hoy en día todo apunta a lo que parece, y es que la derecha de este país está perdiendo calidad democrática conforme le empujan los renacidos franquistas.
De aquella memoria colectiva que también es la mía, tampoco puedo pasar por alto la vigencia que siguen teniendo los problemas que exponía Tierno en sus famosos bandos.
Aunque la mayoría tenía como finalidad aleccionar en los comportamientos cívicos de los madrileños, recordamos sus apelaciones a mejorar la limpieza de la ciudad, a cuidar sus zonas verdes y a usar el transporte colectivo.
También a la necesidad de afrontar el problema de la contaminación, animar a la participación ciudadana, cuidar el turismo y avanzar en la igualdad de la mujer. Incluso la de denunciar la violencia machista, tal como se recoge en el bando de los Carnavales de 1983.
Parece que no ha pasado el tiempo…
Pero si hay algo -a mi humilde entender- que realmente preocupaba a Enrique Tierno, era la desigualdad existente en aquel Madrid.
Y es lógico que así fuera porque Enrique Tierno era, ante todo, un socialista de convicciones, y perseguir la Igualdad es uno de los principios esenciales del socialismo.
Esta preocupación por la Igualdad o por combatir la desigualdad, que viene a ser lo mismo, se refleja tanto en sus escritos como en su acción política.
Algunas de sus frases resumen perfectamente su preocupación, como aquella de
“La igualdad no basta con que esté escrita en la Constitución, la igualdad tiene que estar en la calle”.
O aquella en la que nos hacía dueños y cuidadores de nuestra ciudad:
“Todos tenemos nuestra casa, que es el hogar privado; y la ciudad, que es el hogar público”.
Así es, en la ciudad, en el hogar de todos, en el espacio público, es donde debe actuarse para lograr esa igualdad efectiva.
En esta tarea estuvo empeñado Enrique Tierno, y en ese mismo objetivo seguimos empeñados los socialistas.
Hoy, en el Madrid del siglo XXI, la Igualdad sigue siendo una asignatura pendiente.
En la acción de gobierno de Enrique Tierno y Juan Barranco fue una prioridad combatir el desequilibrio territorial y social entre el norte y el sur.
Esa misma prioridad sigue viva hoy para los socialistas madrileños. Y así lo estamos haciendo, contra el criterio del actual gobierno municipal, también de coalición pero de derechas, muy de derechas.
Si en aquel período se luchó contra el chabolismo, la infravivienda y el desempleo, hoy esa misma lucha debe mantenerse y no ser ignorada como lo hace el ejecutivo municipal.
Si la inclusión social, el respeto a la diversidad, la igualdad de oportunidades y la participación ciudadana en los asuntos públicos se incentivaron entonces, hoy nos encontramos con que esos avances se encuentran cuestionados y en riesgo cierto de retroceso.
Han pasado más de cuarenta años y, aunque se han producido grandes avances en derechos, libertades y mejoras en la vida de los madrileños y madrileñas, aún quedan asuntos pendientes por los que merece la pena seguir luchando.
Esa lucha permanente por seguir avanzando y mejorando fue antaño el compromiso de Enrique Tierno. Ese empeño por seguir mejorando y avanzando es el compromiso que hoy y mañana hacemos nuestro.
Muchas gracias.